A Calesa era una chiquilla de veinte años que estuvo afiliada a la UGT y que vendía periódicos en la calle del Príncipe. Fue detenida durante la huelga del día 20 de julio de 1936. Ese día 20 de julio de 1936 fue un día trascendente para ella porque fue el último día que disfrutó de su libertad. Después de detenerla la torturaron, la violaron, la mutilaron, y terminaron asesinándola en un cuartel de la Falange. Luego, sus propios asesinos la ataron debajo de una plancha de acero y la tiraron al mar cerca de las Islas Cíes, para que sus restos no fueran encontrados.
Esa placa que le rinde humilde homenaje y que cuenta el final de su vida, como digo, no suele leerla casi nadie; todo el mundo pasa de largo. La historia de A Calesa es algo que impacta y conmociona con solo recordarla. Parte de su historia la conocí hace muchos años de boca de mi propia madre, que falleció hace un año y medio a punto de cumplir noventa y nueve años, y de mi tía, que está a punto de cumplir noventa y nueve y que, sorprendentemente, igual que mi madre, mantiene vivas todas sus capacidades físicas y mentales. Pero ellas, como tantas otras personas, por miedo, nunca hablaban de esos pormenores de la guerra de España acontecidos en nuestra ciudad, a pesar de no haber estado nunca vinculadas con ninguna tendencia política; tenían miedo de hablar.
Años más tarde confirmé la historia de “A Calesa” en un interesante libro publicado por la Editorial Alvarellos: “Galicia bajo la bota de Franco”, escrito de modo anónimo y publicado en su primera edición en el exilio, que al cabo de los años recuperó Henrique Alvarellos. En ese libro se relata la historia de “A Calesa” y otros muchos acontecimientos atroces que se vivieron en el suroeste de Galicia —-y con un anexo de Alvarellos referido al norte de Galicia—-, con una copiosa lista de nombres y apellidos de los que ejercieron de justicieros al servicio de los rebeldes. Quizá algún día encuentren cerca de las paradisíacas Islas Cíes los restos de Rosario Hernández, “A Calesa”, y pueda enmendarse aquella inmensa atrocidad.