Este es el atardecer en la Gran Vía de Vigo antes de la Navidad 2024. Sus luces son las normales en una ciudad española, sin embargo, pronto resplandecerá con una iluminación que atraerá a una multitud de personas de todas las edades y deseosas de vivir la experiencia de la Navidad de Vigo, una auténtica —y excesiva— fiesta que quizá complazca más a los foráneos que a los nativos, pero que genera grandes beneficios en la hostelería local y de las poblaciones limítrofes, y que genera, también, una gran carga de trabajo, nada despreciable.
Faltan días para que comience el montaje de la iluminación navideña de la ciudad y esta imagen triste, con las calles casi vacías, convendría tenerla en la memoria. Es la cara y la cruz de la Navidad.