En la ciudad de Vigo pueden encontrarse numerosos músicos callejeros que tocan la guitarra, el ukelele, la gaita, que cantan a capela…, y ahora hemos encontrado un batería que toca la caja, instrumento nada fácil, aunque lo parezca. La fotografía muestra el músico poniendo ritmo a una ciudad que se mueve a una velocidad trepidante, una ciudad que incluso resulta inhumana para quien llega por primera vez porque cada persona se desplaza veloz y vive aprisa, como si los demás no existieran. En esta escena urbana las baquetas golpean la caja a la espera de un reconocimiento y algunos transeúntes lo demuestran con alguna moneda. Desde aquí también nuestro reconocimiento a quien se gana la vida con el esfuerzo de una profesión vocacional que no siempre conduce a las listas de éxitos.