En la ciudad de Vigo se han llevado a cabo numerosas y notables actuaciones durante los últimos años. La ciudad ha cambiado positivamente y nada tiene que ver con su imagen de antaño. Hoy existen muchísimas calles y plazas humanizadas y decoradas con jardineras, se han eliminado grandes barreras arquitectónicas y se ha renovado la iluminación en muchos puntos, además de una lista interminable de mejoras. En definitiva, se han inaugurado muchas cosas, sin embargo, el mantenimiento resulta insuficiente.
Las rampas mecánicas, las escaleras y los ascensores son grandes logros del Concello de Vigo, pero por diferentes motivos se estropean con frecuencia y su arreglo no se lleva a cabo con la celeridad adecuada. Todo son disculpas: la falta de alguna pieza, la inexistencia de un retén de guardia para mantenimiento, etc. Como consecuencia, el servicio público se ve interrumpido provocando incontables molestias que repercuten, sobre todo, en las personas de avanzada edad, en las de movilidad reducida, y en los más pequeños. La realidad es que pueden pasar muchas horas y a veces días e incluso semanas sin que la avería se haya solucionado. Es desesperante y las incomodidades se van sumando y creando un malestar que va en aumento.
Algunas calles, como es el caso de la Rúa Zamora, acusan numerosos baches. Son la consecuencia de unas humanizaciones defectuosas, pero es preciso ponerles remedio e incluso, si procede, reclamar a las empresas que han llevado a cabo las obras.
En cuanto a la limpieza de las calles también existe un enorme descontento. La sequía conlleva restricciones de agua y las calles y plazas no se pueden regar. Eso nadie lo censura, en todo caso se comprende. Pero cuando no existen esas condiciones tan críticas las calles y plazas de Vigo que están un poco alejadas del centro merecen un mayor esmero porque no están limpias, y hay que decirlo.
Cuando están próximas las fechas de concesión de las escobas de plata, oro o platino, todo el mundo puede observar las exhibiciones de los equipos de limpieza —personal y maquinaria de todo tipo— a todas horas, tanto diurnas como nocturnas. Pero después de esa época de trámites desaparece el despliegue y todo vuelve a los horarios acostumbrados. Parece una burla. En otras ciudades próximas —también gobernadas por partidos progresistas— existen retenes que continuamente van limpiando calles, plazas y parques, con un resultado que se agradece mucho más que cualquier premio.
Mención aparte merece la jardinería. La mayoría de las jardineras están completamente abandonadas, sólo lucen cuando se inauguran o cuando se reponen las flores. Sería preferible que en las jardineras se plantaran arbustos, puesto que son mucho más fáciles de mantener, aunque no tengan tanto colorido. Además, también es preciso intensificar el mantenimiento de los árboles y arbustos de las calles, plazas y jardines y reservar la tala para los casos de extrema necesidad.
En resumen, Vigo es una ciudad donde continuamente se están inaugurando muchas cosas, una ciudad que sirve de referencia porque en estos momentos ofrece grandes recursos, algunos de ellos singulares, tanto para la ciudadanía viguesa como para los foráneos, pero todas esas inauguraciones, que están muy bien, requieren un mantenimiento adecuado, periódico y eficaz.