Algunos de los adoquines de la Praza da Independencia, en Vigo, se han movido de su emplazamiento inicial y constituyen un peligro para los viandantes. La fotografía es una demostración de una incómoda e incluso peligrosa realidad que, en este caso concreto, afecta a las rejillas del alcantarillado. Sin embargo, el peligro no se reduce a los adoquines, sino también al espacio de tierra que queda entre ellos, donde en su momento se pretendía que creciera la hierba.
Quienes usan zapatos de tacón alto ven un auténtico peligro ese espacio en el que se introduce la aguja y a veces llega a romperse. La solución más práctica consiste en encintar los adoquines con cemento, una operación de precio reducido y resultados satisfactorios que convendría realizar cuanto antes.