Pero los efectos siguen siendo los mismos: los grandes barcos se refugian en la ría o en el puerto, el transporte de la ría queda bloqueado, y el viento, mucho más perjudicial que la lluvia, provoca enormes desperfectos. Algunas cornisas se desprenden, lo mismo que algunos árboles y carteles de publicidad, e incluso las antenas de televisión llegan a desprenderse y caer a la calle con el consiguiente peligro.
El agua inunda, por supuesto, pero el viento arrasa. Y cuando esto ocurre y no puede evitarse el salir a la calle es preciso tomar medidas y esta fotografía es un buen ejemplo. Ahí tenemos a una persona que tiene que salir a la calle en su carro eléctrico y para protegerse del mal tiempo cubre el vehículo con una especie de funda transparente que además no le impide la visión.