Pruebe de ello es el Puerto de Vigo, uno de los más importantes del mundo en pesca y en mercancías. Pero no es algo nuevo, puesto que Vigo siempre ha sido una ciudad volcada al mar desde tiempos inmemorables. Prueba de ello son los restos arqueológicos vinculados con los primeros pasos en la industria del salazón, de la que dan buena cuenta las salinas de la calle Rosalía de Castro. Porque el puerto y la ciudad han ido creciendo de modo paralelo a lo largo de la historia, creando riqueza y trabajo.