Por ello, por mucho que la estampa sea llamativa y curiosa para el resto de viandantes y vecinos, hay obreros precavidos, que son conocedores de lo que se les viene encima y saben que en este caso el fin justifica los medios.
A los tres operarios de la imagen, que desempeñan su labor en la zona de los Volcanes de Coia –ahora sólo el Volcán-, nada les coge por sorpresa. El que está subido a la grúa tiene su parasol permanente ya fijado. A su derecha, la sombrilla es móvil y hay que sujetarla pero vale la pena para no sufrir la pegada del sol en pleno mayo. Y si no hay ningún utensilio a mano siempre quedará el cobijo de la sombra de un árbol –al fondo- para no acabar la jornada laboral achicharrado y con la piel quemada.