Muchos de estos defectos corresponden al adoquinado de la plaza: algunos de los adoquines sobresalen de su posición inicial, provocando tropiezos; entre los adoquines existe un espacio que es una trampa para los tacones femeninos, y que podría solucionarse rellenándolos con cemento; y algunos adoquines que han desaparecido dejando un hueco en el que meter el pie. Asimismo, algunas piedras que decoran las jardineras han sido utilizadas para jugar y han quedado abandonadas en el suelo. Pero una de las mayores trampas de la mencionada plaza es el alcantarillado, algunas de cuyas rejillas están desplazadas, tal como se observa en la fotografía, y cuando cae la tarde, en conjunción con las sombras constituyen un auténtico peligro para los peatones.