Son huéspedes de Vigo los reyes de España D. Alfonso XIII y Dª Victoria Eugenia. Han llegado a primera hora de la mañana a bordo del ‘Jaime I’, y la ciudad se apresta a rendirles un apoteósico recibimiento, con incesantes aclamaciones a su tránsito por las calles. Los Soberanos, acompañados de su séquito y autoridades, se dirigen a la Colegiata, para orar ante el Santísimo Cristo de la Victoria. A continuación se celebra una recepción en la Casa Consistorial, partiendo después la comitiva a la Avenida de García Barbón, para inaugurar la estatua-obra del escultor compostelano Francisco Asorey- al generoso benefactor de Vigo.
El acalde, D. Mauro Alonso pronunció un acerado discurso, glosando la personalidad de García Barbón, de quien dijo: “Modesto, declinando en vida todos los honores, fue por esta condición de su carácter hermano del pueblo; por la angustia con que sintió el problema de la instrucción de los desposeídos, fue su padre”.
Contestó al alcalde de Vigo en nombre del Rey y del Gobierno, el ministro de Marina Sr. Cornejo, alabando a los pueblos que, como Vigo, saben honrar a sus benefactores; dijo también que Vigo es un florón del Noroeste de la Patria, por cuyo progreso y bienestar el Gobierno se preocupaba constantemente.
Durante la jornada, los reyes estuvieron en Castrelos y visitaron detenidamente el Casino, cuya sociedad les entregó una lujosa carpeta de piel de Rusia, con los escudos de Vigo y España en oro y plata, conteniendo un pergamino recordatorio de la regia visita. Recorrieron las dependencias del Casino y subieron a la terraza, admirando desde ella el paisaje urbano y natural circundante. Después mientras la reina regresaba al ‘Jaime I’, el Rey visitó la fábrica de conservas de los señores Alonso, donde se interesó por conocer su proceso industrial.
A las dos de la tarde, los reyes se trasladaron al edificio del Círculo Mercantil e Industrial, donde fueron recibidos por su presidente, D. Bernardo Bernárdez Romero y demás miembros de la junta directivas, al objeto de inaugurar solemnemente la nueva sede social de aquella pujante sociedad. Después de firmar el acta, se asomaron a los balcones de la calle del Príncipe, donde una inmensa multitud les aclamó calurosamente. El Sr. Bernárdez pronunció un discurso que esperabas ser perdonado del pasado de no visitar con más frecuencia Galicia. A continuación, el obispo de Tuy auxiliado por el de Madrid – Alcalá, bendijo los locales del Círculo. En el salón de fiestas tuvo lugar después el banquete oficial ofrecido por el Ayuntamiento, que fue amenizado por una orquesta bajo la batuta del maestro Brage, y por el coro gallego La Artística de Vigo. Los reyes se mostraron complacidísimos y elogiaron el buen gusto que se apreciaba en los menores detalles de la sociedad.
28 de septiembre de 1927. Xosé María Álvarez Blázquez. ‘A Cidade e os Días. Calendario Histórico de Vigo’ (Xerais, 2008).