He aquí una curiosa anécdota, que transcribimos íntegra, según la versión de Julio Guillén, incluido el novelesco título: “Locura de amor.- Al regresar la oficialidad de la balandra Alduydes, quedó enfermo en Pontevedra el Alférez de Fragata D. Juan Antonio Setién, con una declarada demencia, de la que en su propia casa procuraban los facultativos aliviarlo por medio de sangrías, baños y demás remedios de rigor.”
“No pudo evitar tan excelente tratamiento que el 21 de julio de aquel año de 1801 D. Juan Antonio marchase a Vigo, y enderezando sus pasos a casa de D. Francisco Manuel Meléndez se entrase en ella empuñando dos pistolones montados, exclamando que iba a matarlo.”
“Afortunadamente no estaba el señor Meléndez, por lo que el susto se lo llevó íntegro su señora esposa, doña María Lorenza Colvell, quien en el parto que elevó al capitán General de El Ferrol manifestó que este proceder consternó a toda la familia tanto más con las palabras descompuestas que profería.”
“Algunas personas de respeto pudieron convencerlo de que regresase a la tranquila ciudad del Lérez, y allí quedó en casa de su cuñado, D. Juan Nepomuceno Morales.”
“Como todo tiene su explicación parece ser que el lisongeado Setién de ser correspondido de una señorita sobrina de Meléndez cuando estuvo en Vigo antes, al haberlo desengañado ésta no pensaba tomar estado con él, creyó que la familia había tenido parte en la negativa.”
“Don Félix de Texada, que mandaba el Departamento ferrolano, resolvió la instancia de doña María Lorenza metiendo al enamorado fragatilla en la Casa de Locos de Zaragoza, ya que carecía de jurisdicción sobre la desdeñosa viguesita, sobrina de Meléndez.”
“Quien, dicho sea de paso, desapareció prudentemente aquellos días”. (Nótulas Marineras, “Museo de Pontevedra”,VII,171).
No es difícil imaginarse el revuelo que habrá armado en la sosegada villa aquel arrebato del joven marino enamorado. Doña María Lorenza y su hermosa sobrina consumirán las reservas de sales cordiales de la casa, mientras el señor Meléndez buscaba seguro refugio en la morada del juez o del boticario. Y habría comentos para todos los gustos, porque, en definitiva, ¿no es el amor una extraña enfermedad, cercana pariente de la demencia?
21 de julio de 1801. Xosé María Álvarez Blázquez. ‘La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo’ (Editorial Monterrey, 1960).