Qué lejos parecen haber quedado aquellas ocasiones en las que las calles y parques se llenaban de gente. Reconozcamos que hasta resultaba incómodo desplazarse entre la multitud. La fotografía fue tomada en la Rúa do Príncipe de la ciudad de Vigo, en Navidad, tan solo hace unos meses.
Pero la situación de confinamiento atrasa aquellos momentos en la memoria. Llevamos metidos en casa una semana y casi parece eternidad. Cada uno intenta aprovechar el tiempo como puede y algunos incluso lo matan de cualquier manera, ignorantes de que es algo muy valioso.
Qué buen momento para leer esos libros que tenemos pendientes. Qué buen momento para ver alguna que otra película. O para escuchar música sin las prisas de siempre. La verdad es que la cultura está actuando como una medicina paliativa de la ansiedad, ahora que nos sobra el tiempo. De cualquier modo, cuánto añoramos aquellas incómodas multitudes.