Algunas personas buscan la vida en el interior de los contenedores separando y abriendo las bolsas sin importarles lo peligroso que resultan los escombros y los detritus, acompañados de peligrosos lixiviados. Y a veces tienen suerte y encuentran ese ansiado tesoro: algún juego de café de un regalo que ha terminado convirtiéndose en un estorbo; algún florero pasado de moda; variado menaje de cocina; ropajes…; y muebles, muchos muebles que a veces sirven para acondicionar la casa de los menos afortunados. En este caso, el fotógrafo ha captado la puerta de un armario decorada con vistosos relieves policromados que quizá no tenga excesivo valor como antigüedad y que no sea del gusto general. Sin embargo, esa puerta ha durado bien poco junto al contenedor porque alguien con maña, o que conoce alguien que sí la tiene, la ha llevado para vestir una humilde vivienda que no hace ascos a lo que la casualidad pone a su alcance.