Esta fotografía tomada hace unos diez años da buena cuenta de la transformación de la Gran Vía de Vigo. El antiguo bulevar desapareció para dar paso a unas instalaciones mucho más prácticas en una ciudad llena de barreras derivadas de la orografía. Es preciso reconocer que el bulevar era precioso, pero no era utilizado prácticamente por nadie, salvo excepciones contadas y para pasear los perros. Cierto que le daba a la ciudad un aire mucho más humano con la presencia de los árboles y los setos, que todavía no se han recuperado totalmente con los nuevos jardines y árboles, sin embargo, el sacrificio del antiguo bulevar permite que la ciudad sea ahora mucho más accesible e incluso humana. Por supuesto que el tema resulta controvertido y hasta puede ser parecido a lo ocurrido con la autopista del Atlántico, que contaba con numerosas personas en su contra cuando se construyó, y ahora es utilizada por todo el mundo, incluso por aquellas personas que entonces estaban en contra. Así las cosas, una gran mayoría de la ciudadanía viguesa espera que la transformación de la otra vertiente de la Gran Vía se haga realidad en poco tiempo.