El 25 de abril de 1898 Estados Unidos le declaraba la guerra a España. La explosión del acorazado USS Maine el 15 de febrero en la bahía de La Habana, le había servido como excusa al gobierno norteamericano para poder comenzar el conflicto bélico contra nuestro país.
En España a pesar de la euforia de los medios oficiales, existía una gran preocupación porque se sabía que Estados Unidos, con su gran potencial militar, era un mal enemigo y se temía que la armada norteamericana pudiese amenazar las costas españolas con una expedición de castigo. En Vigo y A Coruña se piensa que si atacaban habría que evacuar ambas ciudades.
En Vigo el industrial Antonio Sanjurjo Badía propietario de la fundición La Industriosa está preocupado por su patria y piensa que él tiene que hacer algo para ayudarla. Antonio comienza a trabajar y se le ocurre el diseño de un pequeño submarino que podría servir a la armada española para defender nuestra ría en caso de ataque norteamericano.
Botadura de la boya lanza-torpedos.
Dos meses después de comenzar los trabajos prueba su artefacto en la ría viguesa, las pruebas de mar las realiza en la zona de Guixar y resultan satisfactorias. El 12 de agosto es el día señalado para la presentación oficial del submarino. Asisten el Gobernador Militar y el Comandante de Marina, además de las fuerzas vivas de la ciudad y numeroso público. La prueba resulta ser un éxito ya que realiza dos inmersiones, una de hora y media y otra de 45 minutos sin ningún contratiempo.
Al finalizar las pruebas se aproxima al muelle, abre la escotilla y emerge Antonio Sanjurjo del fondo del submarino izando una bandera española, en la que su esposa le ha bordado ¡POR ESPAÑA!
La boya, en pruebas de mar.
Sanjurjo Badía respira tranquilo pensando que su ciudad está ahora más protegida. Este era Antonio Sanjurjo Badia, un inventor, un empresario y sobre todo un hombre de bien que amaba a su país. Cuatro meses después tras la derrota española se firma el 10 de diciembre en París el tratado de paz con Estados Unidos, que suponía para España la pérdida de Cuba, Puerto Rico, Guam, Filipinas y otras posesiones menores.
Antonio Sanjurjo Badía
Antonio Sanjurjo Badía nace en la localidad coruñesa de Sada en 1837, en el seno de una familia que posee un taller de fundición. Gerardo González Martín en su libro “El orgullo de ejercer de vigués” menciona un folleto escrito por Avelino Rodríguez Elías dedicado a Sanjurjo Badía, en el que se dice que Antonio a los nueve años ya trabajaba en el taller de su padre y que a los doce años quedó encargado de la sección de fundición.
“Cuando sea mayor seré inventor” le decía a sus amigos. Antonio hereda el apodo paterno de “El Habilidades”, cuya autoría se debe a Emilia Pardo Bazán.
Habiendo aprendido el oficio emigra a Cuba donde crea una sociedad con un hermano y con otro socio español para montar un taller de calderería de cobre, herrería y cerrajería. Está pocos años en la isla caribeña, ahorra un dinero y se vuelve a España.
Antonio Sanjurjo se casa con Concepción Otero García con la que tuvo cinco hijos, Antonio, Ramona, Carmen, Manuel y Fernando. Los tres varones se harían ingenieros, Antonio estudiaría en Inglaterra, Manuel en Alemania y Fernando en Bélgica, éste último fallecería muy joven en 1903.
La Industriosa
Se establece en Vigo y con su capital monta un pequeño taller de fundición en el barrio del Arenal, comenzando la empresa a crecer rápidamente, ya que en diez años pasa de unos treinta empleados a sesenta hasta que en 1875 tendría más de 150 trabajadores.
Trabajando en La Industriosa.
En 1880 las instalaciones del Arenal se han quedado pequeñas y se traslada a una nueva fábrica en la calle del Duque de la Victoria, hoy Garcia Barbón.
La Industriosa compraba acero a empresas como la vizcaína Altos Hornos de Bilbao, La Iberia de Sestao o Duro Felguera en Asturias. Este acero en la planta de Sanjurjo se transformaba en todo tipo de piezas, desde maquinaria para otras empresas hasta productos de consumo como todo tipo de útiles para la cocina.
Era importante el capítulo relativo a la construcción ya que en La Industriosa se fabricaban tubos, chimeneas, barandillas, balcones, ventanas o puertas. Tambien salían de la fábrica todo tipo de calderas, hornos y “cocinas económicas” que se alimentaban con leña. En 1876 la campana mayor de la Colegiata viguesa fue fabricada en La Industriosa.
No nos podemos olvidar de la producción de Sanjurjo en lo que se refiere a productos para la salazón y conservación de la sardina, como prensas, autoclaves o freidoras, teniendo como clientes a sociedades tan importantes como los conserveros Massó o Curbera.
También produjo maquinaria para otras actividades como prensas para el lino, trituradoras de uvas, sierras para aserraderos de madera, maquinaria para molinos de agua, en fin, cualquier tipo de máquina que se pudiera utilizar en aquella época.
Antonio Sanjurjo tenía muchos clientes armadores que tenian barcos de pesca, cuyas averías en la máquina de vapor eran solucionados en La Industriosa. De ahí a montar su propio astillero había un paso, cosa que ocurrió en 1911 en la zona del Arenal.
El astillero
En 1912 Sanjurjo construyó nueve vapores de pesca. La maquinaria que instalaban en los barcos era de fabricación propia o bien importada y adaptada a las necesidades de aquí. Los cascos de madera eran construidos por carpinteros de ribeira de San Adrián de Cobres o del Freixo.
En 1818 Sanjurjo fabricó máquinas de vapor de 100, 300 y 500 C.V. para embarcaciones de armadores establecidos en toda España. El astillero también fue creciendo hasta llegar a construir barcos de entre 50 y 100 Tm., dando trabajo a unos cincuenta operarios.
Antonio Sanjurjo Badía después de una vida fecunda profesional y personal, fallecía en enero de 1922. Su hijo Manuel Sanjurjo creó una sociedad con Francisco Cardama Godoy, carpintero de ribeira que poseía un pequeño astillero y que dirigiría el varadero de la familia Sanjurjo.
Posteriormente Francisco Cardama continuaría de forma independiente con el astillero y Manuel Sanjurjo seguiría con la fundición continuando la labor de su padre. Ambos negocios continúan abiertos a día de hoy.
La Regional
Antonio Sanjurjo era un hombre curioso por naturaleza y estaba interesado por cualquier tipo de maquinaria que pudiese analizar y comprender su funcionamiento, por eso es fácil de entender que los vehículos a vapor que intentaban sustituir a los coches de caballos ocuparan su atención.
Con el comienzo del siglo XX se da a conocer la línea de autobuses a vapor entre Santiago y La Coruña. Sin embargo todo fueron problemas en este servicio ya que las averías eran constantes y los pasajeros muchas veces no llegaban a su destino.
En 1903 Antonio Sanjurjo Badía se hace con cuatro de esos autobuses y en su taller de La Industriosa comienzan a trabajar para ponerlos de nuevo en funcionamiento. En el verano de 1906 se da la autorización oficial para que comience de nuevo el servicio de transporte entre Santiago y La Coruña.
La línea ahora funciona perfectamente y los autobuses de vapor llegarán a coincidir con otros de motor de explosión que funcionan con gasolina. El hijo de Antonio, Manuel Sanjurjo Otero será el gerente de la empresa. Se construyen cocheras en Santiago, en A Coruña y en Ordes.
Los autobuses a vapor de Sanjurjo Badía tuvieron tanto éxito que el constructor francés de automóviles a vapor De Dion-Bouton quiso asociarse con él en la empresa de transporte de viajeros. A la muerte de Antonio Sanjurjo, La Regional fue traspasada al empresario compostelano Evaristo Castromil. Antonio Sanjurjo tambien participó en la aportación de capital de la sociedad Tranvías Eléctricos de Vigo que comenzaría a funcionar en 1914.
La boya submarina y un poco de historia
La isla de Cuba, nuestra perla de las Antillas en el mar Caribe, había comenzado un período en el que quería independizarse de España, ante lo cual la respuesta del gobierno español fue desproporcionada, lo que ocasionó simpatías hacia la causa cubana en otros países en general y en Estados Unidos en particular.
Al comienzo del artículo hemos hablado de la explosión del USS Maine, provocada por los propios norteamericanos para servir de excusa a la declaración de guerra contra España. La explosión ocasionó 266 bajas de los 345 miembros de la tripulación. El resto de la misma estaba, curiosamente, de permiso en una fiesta organizada por las autoridades españolas.
Los periódicos sensacionalistas de los editores Hearts y Pulitzer dieron una versión falsa de los hechos, achacando la autoría de la explosión a España, con objeto de manipular a la opinión pública norteamericana, en el sentido de que era imprescindible declarar la guerra a nuestro país para vengar tal afrenta. La declaración de guerra fue aprobada el 25 de abril de 1898 por el Congreso de EE.UU. ante la petición del presidente McKinley.
La guerra solo duró tres meses en los que los desastres de Santiago de Cuba y el de Cavite en la bahía de Manila, decidieron rapidamente la guerra a favor de EE.UU. Se produjeron unas 400 bajas, entre muertos y heridos, en EE.UU. y unas 600 bajas en el bando español.
Cuba que buscaba su independencia quedó bajo el control de la nueva potencia americana, al igual que Puerto Rico, Filipinas, Guam y otras posesiones menores. Supondría la confirmacion de una potencia emergente y el ocaso de otra que lo fue durante prácticamente tres siglos.
En esta coyuntura histórica estábamos cuando Antonio Sanjurjo diseña después de darle mu-chas vueltas, la boya lanzatorpedos, en la cual va a invertir nada menos que 16.000 pesetas, una verdadera fortuna de la época.
La boya, en el Museo do Mar.
Antonio Sanjurjo aprovecha los medios del astillero y de la fundición de su propiedad para la fabricación del artefacto, utilizando soluciones sencillas que él sabia que iban a funcionar. Tardó alrededor de dos meses en construirlo, tiempo que nos parece muy corto para la obra. Suponemos que el tiempo empeñado en diseñar los planos fue superior y que los dos meses se deben exclusivamente a la construcción.
Los datos técnicos de la boya submarina son: eslora: 5,31 m., manga: 1,48 m., puntal: 3,65 m., tripulación: 3 personas, propulsión: manual mediante manivelas, velocidad en inmersión: 2 nudos, profundidad máxima de inmersión: 20 m., autonomía en inmersión: 3 horas, armamento: 2 minas con disparador manual. Desgraciadamente no existen los planos del submarino debido a un gran incendio que se produjo en la fábrica en 1942.
Antonio Sanjurjo Badia y sus obreros
Tras su fallecimiento en enero de 1922, La Voz de Galicia recordaba a Antonio Sanjurjo de la siguiente manera: Querido de sus obreros, a los que había procurado siempre bienestar y satisfacciones, a los que prodiga sus cariños y consejos; amado de sus conciudadanos, por sus talentos y sus virtudes cívicas, su hombría de bien y su altruismo generoso, el veterano don Antonio deja infinidad de gratitudes y amigos que le estimaban sinceramente y lamentan hoy su fallecimiento.
Don Antonio Sanjurjo Badía, con sus trabajadores.
Antonio Sanjurjo se adelantó a su tiempo y estableció normas en su empresa para la protección de sus trabajadores en cuanto a bajas por enfermedad y jubilación. Cambió la costumbre de pagar semanalmente el sábado en lugar del domingo para que éste fuera un dia de asueto y no de limpieza de la fábrica.
Debido a su preocupación social el 27 de febrero de 1921 se denominó a un trayecto de la carretera entre Vigo y Teis, perteneciente al municipio de Lavadores como Antonio Sanjurjo Badia y quedó plasmado en dos magníficas placas diseñadas por el escultor Alejandro Curty. Sanjurjo Badía muere en enero del año siguiente y la capilla ardiente se instaló en las naves de La Industriosa, velándole todos sus empleados y mucha gente que no tenía relación directa con él, por lo que el entierro fue multitudinario.
La empresa hoy
La empresa hoy se denomina Funditesa Sanjurjo. A partir de los años 60 la empresa de los herederos de Antonio Sanjurjo centra su producción en las camisas de cilindro para grandes y medianos motores marinos mediante una avanzada tecnología de fundición centrifugada. Manuel Sanjurjo Otero continua la saga familiar dirigiendo la empresa que le transmitieron sus ancestros.
Fuente: 25 Empresas del Vigo de siempre. Ed. Cardeñoso.
Otros artículos de «El Vigo de otra época»:
Citroën. La fábrica de Pamplona que acabó en Vigo.
Manuel Álvarez e Hijos SA. Cómo salvar tu fortuna cuando todo parece perdido.
Bernardo Alfageme. De Zamora a Vigo con escale en Candás.
El Cable Alemán (D.A.T.): Vigo y el Tratado de Versalles.
Cuando Charles Lindbergh amerizó en el Miño.
M.A.R., S.A. El grupo pesquero privado más grande de España.
Reconquista: Cuando Vigo derrotó a Napoleón.
(1881-2015) Vigo: del ferrocarril a la Alta Velocidad.
Empresa Fraga de espectáculos: el imperio vigués del cine.
El helado italiano llegó a Vigo desde los Dolomitas. Heladerías Capri.
Los buques de la Mala Real atracaban en Vigo. Consignataria E. Durán.
El manantial medicinal de Troncoso. Aguas de Mondariz de Hijos de Peinador, S.A.
El Tranvía a Baiona y Gondomar. Tranvías Eléctricos de Vigo, C.A.
Julio Verne visitó Vigo y… repitió.
La hojalata hizo que Vigo se echara a la calle. La Artística S.A.
Las noticias del mundo pasaban por Vigo. El Cable Inglés.