Una transformación necesaria para revitalizar un gran espacio ya degradado por el paso del tiempo y del abandono. Y esta entrada humilde que aparece en la fotografía estará llena de historias para quienes convivieron en ese espacio, en esas escaleras que recuerdan aquella obra de Buero Vallejo, “Historia de una escalera”. Peldaños desgastados por el uso y forrados de hule, goteras, humedades…, todos los signos de unas viviendas humildes. Pero los tiempos cambian y esas gentes -muchas de ellas ya habrán fallecido al cabo de los años— estarán ahora desplazadas a otras viviendas que seguirán siendo igual de humildes, pero que deberían ser dignas.