Hemos comentado algunas de las huellas de los disparos del comienzo de la guerra civil de 1936 en la Porta do Sol, de Vigo. En esta ocasión traemos otras huellas similares y no menos impactantes. Se trata de una bala que en aquellos momentos de la revuelta entró a través de una ventana y quedó incrustada en la madera del artesonado de una conocida y céntrica farmacia viguesa, en el número 4 de la Porta do Sol, haciendo esquina con la Rúa Carral.
Como puede observarse en las fotografías, en el artesonado destacan dos figuras de tamaño natural que forman un arco de entrada a la rebotica. La figura de la derecha presenta, bajo su mano, un orificio que corresponde a un balazo. Curiosamente, este hecho pasa inadvertido para la inmensa mayoría de la clientela, y pocas personas saben que en el interior del orificio todavía permanece el proyectil, que puede palparse con el dedo.