La necesidad de una escalera —-o un ascensor—- que comunique la calle Menéndez Pelayo y la avenida de las Camelias es evidente, y el proyecto ya viene de lejos. Siendo Manuel Pérez alcalde de Vigo se llegó a colocar la primer piedra en un acto acompañado por gaitas y tambores, pero de aquel acontecimiento, al cabo de tantos años de olvido, sólo queda la primera piedra. Ahora, el Concello de Vigo actual ha retomado el tema para satisfacción del vecindario y de los futuros usuarios.
El proyecto incluso es más ambicioso que antaño y contempla un ascensor para salvar el gran desnivel del terraplén donde estará ubicado, un lugar que parece un auténtico estercolero lleno de malas hierbas y de ratas, según cuentan algunos vecinos. Téngase en cuenta que en la calle paralela a Menéndez Pelayo, en la calle Pi i Margall, y en linea con el lugar donde irá colocado el ascensor, existe un club de jubilados.
El sistema de acceso mediante el ascensor facilitará el desplazamiento de los usuarios del club. Asimismo, el ascensor le dará vida a una calle Menéndez Pelayo totalmente humanizada, pero con numerosos locales vacíos a la espera de nuevos negocios, igual que ocurre en la avenida de las Camelias, donde es más fácil contar los locales ocupados que los que están vacíos. El ascensor será, en definitiva y sin duda alguna, bienvenido por todos los vigueses, además de constituir un elemento dinamizador de la economía de una zona. Una buena iniciativa municipal que merece ser reconocida y aplaudida.