Muchos vigueses y forasteros disfrutan de esa mágica visión que va cambiando durante el día y durante las diferentes épocas del año, sobre todo al atardecer. En la fotografía, tomada a últimas horas de la tarde, se observa a dos personas sentadas frente al mar esperando por esos colores mágicos del ocaso en la ría viguesa, con un intenso tráfico marítimo que asemeja un conjunto de estrellas furtivas sobre la superficie de las aguas. Son los últimos atardeceres de un invierno que ha resultado muy lluvioso y prolongado, casi interminable, pero que también ha tenido su encanto.