El nombre de los bares es de lo más curioso. En Estados Unidos lo llamativo es que a un bar le llamen “Pepe’s”, “Casa Antonio”, y cosas similares. Aquí, en cambio, parece que lo anglosajón tiene mayor tirón y proliferan los locales con nombres en inglés y alguno en francés o en algún otro idioma. Esa influencia que comentamos puede verse claramente en los anuncios de colonias y perfumes en la televisión.
Pero lo que ahora nos ocupa son los bares. Entre todo ese sinfín de de nombres extranjeros también los hay en español y en gallego, por supuesto, y cada cual más curioso. “La Oficina” es uno de ellos, que quizá le fue puesto con sorna y con doble intención: “¿A dónde vas?”, diría la pareja. “A La Oficina, mi amor, como siempre”, contestaría el otro. También tienen gracia los nombres de “A Mina”, “El Caribe”, “O curruncho dos Titos”, e incluso “La taberna de Tony”.
Basta imaginarse la contestación a la pregunta “¿A dónde vas?” para imaginar la respuesta. Pero la cosa resulta todavía más simpática con el bar “Karallo”, que está en la confluencia de la carretera de Ricardo Mella, la que va hacia Baiona, con la de Molinos, que es la derivación que va hacia la playa de Samil, concretamente en el número 62 del Camino dos Muiños. “¿A dónde vas?”, y tendría que responder: “Al Karallo, como siempre”. Pero, eso sí, a tomar unos buenos vinos y unas sabrosas empanadillas caseras.