La fotografía, tomada durante un cálido atardecer, corresponde a la entrada norte de la ría de Vigo, flanqueada por las Islas Cíes y la punta de Cabo Home, en O Morrazo. Esas bateas suelen pasar inadvertidas para los nativos, por formar parte de su paisaje cotidiano. De ellas penden numerosas cuerdas sobre las que se desarrolla lentamente el preciado mejillón y son una fuente de riqueza. Así mismo, son una fuente de trabajo para numerosas personas y son, también, el origen de ese producto tan apreciado dentro y fuera de Galicia. Pero nuestra competitividad no radica sólo en el producto, en el mejillón, sino en el entorno en el que se cría el molusco: unas aguas muy ricas en nutrientes, lo cual favorece un sabor característico e inimitable que bien merece todo el apoyo, el cuidado y el respaldo posible.