Esa es la imagen de la Rúa San Amaro cuando inicia su trazado desde la Praza de España, en la ciudad de Vigo. Es una imagen muy agradable en la que se combina el asfalto, el cemento y la naturaleza verde y frondosa. Además, esos árboles constituyen un pulmón natural que beneficia a los transeúntes y a los vecinos más próximos, contribuyendo a dar un aspecto más humano a una ciudad donde lo artificial —-y lo artificioso—- va ganando cada vez más terreno. Pero a veces, por algún capricho inexplicable de alguien, todo cambia de repente. Esperemos que esa imagen no desaparezca.