La infrecuencia de la imagen llama la atención de los viandantes mientras su dueño lo trata con el mismo cariño que a cualquier otro animal de compañía. El animal también se deja querer y proteger, y así vemos al pequeño roedor asomando la cabeza bajo el brazo de su dueño, protegiéndose del peligro potencial de la calle, tan alejada de su entorno natural. Pero el mundo de las mascotas raras va en aumento y también hay quien disfruta con la compañía de una serpiente, de una iguana, de tarántulas o de halcones. Y no falta mucho para que se ponga de moda el adoptar como animales de compañía a pequeños cerdos, pero habrá que llevarlos atados muy en corto para defenderlos de los desaprensivos y amantes del cochinillo y del buen jamón, que verán en ellos un excelente manjar.