Es un homenaje a los caballos que poblaban el monte de O Castro antes del desarrollo de la ciudad. La obra pesa cuarenta toneladas y tiene una altura de dieciocho metros. Ocupa el mismo lugar que el monumento a los Héroes de la Reconquista, que estuvo en la plaza desde 1947 hasta 1966, cuando fue trasladado a la Plaza de Zamora (actual Praza da Independencia) para montar en su lugar una fuente luminosa que había sido donada por el productor de cine Cesáreo González, vigués y propietario de la productora Suevia Films, diseñada por Oriol Buhigas, quien diseñó las fuentes de Monjuit en Barcelona. La fuente era de gran belleza y fue inaugurada en 1967, pero en el año 1991 fue desmontada pieza por pieza para colocar la obra de Oliveira. Luego, muchas de esas piezas se perdieron o resultaron deterioradas y algunas de las otras se aprovecharon para construir la actual fuente de la Alameda. Muchos ciudadanos vigueses desconocen que la estatua actual de los cinco caballos tenía una fuente de agua que vertía desde la parte más alta, como si los caballos subieran por una cascada en espiral camino del cielo, pero la acción del viento desviando el chorro y las averías conllevaron la necesidad de acortar el recorrido. También se colocó a su lado un cañón luminoso cuyo haz de luz podía verse a kilómetros de distancia, pero por cuestiones de seguridad aérea, según se dijo, hubo que desestimar su funcionamiento, aunque ahora, con los años que han pasado y los adelantos técnicos en iluminación led, quizá hubiera que reconsiderar ese recurso turístico.