La Plaza de España de la ciudad de Vigo es uno de los puntos donde existe mayor contaminación urbana, derivada del intenso tráfico rodado, pero no es el único. En numerosas localizaciones de nuestras ciudades, los gases expulsados por los tubos de escape de los vehículos con motores de explosión y de combustión son altamente contaminantes, y continuamente se investigan soluciones para minimizar esos efectos: mayor eficacia del motor, mejores catalizadores en los escapes, y mejores aditivos para los combustibles, entre otros.
En medio de esta situación va ganando cada vez más terreno el motor eléctrico, que tiene sus pros, pero también tiene sus contras, porque las baterías actuales contienen sustancias contaminantes, una vida limitada, y su fabricación, de la que casi nadie habla, conlleva etapas muy contaminantes. Se concluye que la solución al problema de la desertización no resulta fácil, pero requiere, sin duda, de la concienciación de la sociedad y de su colaboración en la eliminación selectiva de los residuos, y de la utilización racional de los vehículos con motores accionados por combustibles fósiles. De lo contrario, esa imagen será cada vez más habitual en nuestras vidas y en las de nuestros descendientes.