Esos deseos se harán realidad. Entonces, los arenales próximos a la ciudad de Vigo se llenarán de toallas y de bañistas que, un año tras otro, acuden a las playas viguesas para disfrutar de la calidad singular de sus arenas, de los servicios que ofrece y del agua totalmente cristalina, elementos que en su conjunto resultan incomparables a cualquier otro lugar pese a la fama de otras playas masificadas por el turismo. Así es que los visitantes que en alguna ocasión han acudido a playas como Samil, O Vao, Playa América, o cualquiera de la península de O Morrazo, pueden testificar a favor de estas cualidades, y sin olvidarnos de las Islas Cíes, un oasis incomparable que atrae cada vez más la atención de los operadores turísticos nacionales e internacionales, y que va camino de convertirse, muy merecidamente, en Patrimonio de la Humanidad, iniciativa impulsada desde diferentes estamentos, principalmente desde la Diputación de Pontevedra y el Concello de Vigo.