Con esta decisión se demuestra la receptividad de los dirigentes municipales ante una reivindicación de numerosos ciudadanos, en unos momentos en los que es preciso comenzar a pensar en soluciones efectivas para un tráfico cada vez más denso y contaminante, tanto en el aspecto de residuos gaseosos como en el impacto sonoro que conlleva. Esta iniciativa del carril bici se suma a otras, ya en marcha, como es la eliminación de barreras arquitectónicas mediante ascensores, escaleras y rampas mecánicas en diferentes puntos de la ciudad. Sin embargo, estas innovaciones, que convierten la ciudad de Vigo en más cómoda y accesible, que le confieren una imagen de modernidad y que aplaude toda la ciudadanía, también están vinculadas con unas contrapartidas e incomodidades. En este sentido, la avenida de las Camelias, una de las principales arterias, tendrá que ceder uno de sus carriles del tráfico rodado para adaptarse a la tendencia de las dos ruedas: la bicicleta, cada vez más utilizada por personas de casi todas las edades. Es un precio —razonable- de una transformación que resulta un gran acierto