Hace unos días se celebraba San Martiño, una fiesta tradicional en toda Galicia y con mayor intensidad en la provincia de Ourense. San Martiño marca un tiempo de castañas y de vino para combatir el frío de una época próxima a los rigores invernales. Poco antes de esas fechas los castañeros van ocupando sus lugares habituales en las principales calles de las ciudades y Vigo tampoco es una excepción.
Ahí vemos, en la fotografía, el castañero de la Praza de España preparando los cucuruchos de papel de periódico con las castañas calientes y apetecibles. Acaba de abrir su negocio y pronto comenzará la demanda de sus clientes. Los viandantes harán una breve parada para adquirir uno de esos envases tradicionales llenos de esos frutos del castaño que en un pasado, ya casi olvidado, eran el acompañamiento de nuestras comidas como hoy lo es la patata.
Como consecuencia del descubrimiento de América -más bien conquista- la patata llegó a Europa y desplazó a la castaña. Sin embargo, la castaña nunca perdió totalmente el protagonismo que le corresponde y en la actualidad sigue siendo una delicia que no sólo se toma asada, sino que se le da a los cerdos para mejorar su carne, o que se elabora con almíbar para dar como resultado una codiciada delicia llamada marrón glacé, que se consume a pequeños bocados, como todo lo bueno. Son cosas que el Covid-19 no ha podido cambiar.