Hoy resulta chocante ver a cazadores disparando sus escopetas en un barco en la ría de Vigo contra los delfines. Pero hace un siglo, en 1923, las crónicas de los diarios presumían de las campañas para intentar exterminar en aguas de Galicia a estos mamíferos marinos, a los que los pescadores de antaño culpaban de las regulares crisis de la sardina. De hecho, la caza y persecución del delfín mular está documentada desde crónicas del siglo XIII.
“Defensa de la pesca en Galicia”, titulaba su crónica la revista ‘Vida Gallega’ de hace un siglo. Porque aquel verano de 1923, un grupo de escopeteros se embarcaba en la ría de Vigo para abatir delfines, en una cacería que pretendía paliar la escasez de capturas pesqueras en los últimos tiempos. Bajo las imágenes de los cazadores disparando sus escopetas en plena ría, a la altura de Monteferro contra los arroaces, el pie de foto explicaba: “Comisión científica y cazadores que salieron en persecución de los delfines, a fin de cobrar algunos y determinar su influencia en la falta de sardina en nuestras costas”.
Aunque hoy estas imágenes nos resulten aberrantes, la realidad es que fueron comunes y la caza de delfines en Galicia está documentada desde la Edad Media, como revela en un estudio el investigador Felipe Valdés Hansen en su trabajo “El problema pesquero con los delfines y su persecución en Galicia”, publicado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Arroaz
El llamado popularmente ‘arroaz’ era considerado ancestralmente el culpable de las crisis pesqueras. “No es de extrañar por esta razón la animadversión al delfín entre las gentes de mar que, hasta hace poco tiempo, estaba tan arraigada que incluso en el plano cultural dio pie a refranes y festejos populares como las corridas de arroaces de la ría de Pontevedra”, explica Valdés Hansen.
La pesca del arroaz -también llamado delfín mular- y otros delfínidos, además de la marsopa, fue antaño una tradición muy arraigada en Galicia y el Cantábrico. “Documentalmente dicha actividad pesquera se remonta al medievo y comprendió dos etapas en lo referente a los medios técnicos y métodos empleados para tal fin: en primer lugar la pesca tradicional hasta el siglo XIX caracterizada por el uso de aparejos (redes) y pertrechos (arpones) artesanales, la cual precedió a la etapa moderna durante el siglo XX con la proliferación de las armas de fuego a bordo de las embarcaciones pesqueras, aunque usos y costumbres se solaparon en el tiempo”, explica el estudioso.
Temor de los pescadores
En el siglo XVIII, el ictiólogo coruñés José Comide Saavedra afirmaba: “Los arroaces entran en nuestras rías siguiendo la sardina en grandes bandadas, y caminando a saltos, con los que descubren fuera del agua casi todo el cuerpo, los temen mucho los pescadores porque les ahuyentan la pesca, y les rompen las redes; y así por esta razón, como por la utilidad que se pudiera sacar de su grasa, se debiera fomentar su pesca, como lo han propuesto unos comerciantes de la ría de Arosa”.
Por su parte, el padre Sarmiento también recomendaba realizar “matanzas regulares” de delfines, para lo cual asesoró a los mareantes de Pontevedra y de Arousa sobre la oportunidad de utilizar redes especiales para capturar a estos mamíferos marinos.
En la ría de Pontevedra se realizaron las llamadas “corridas de arroaces” para capturar a estos animales con unos arpones especiales. El Museo de Pontevedra conserva algunos de estos proyectiles.
Campaña de 1923
En cuanto a la campaña de 1923, ilustrada por las fotos de “Vida Gallega”, contó con el visto de bueno del gobierno, en plena dictadura de Primo de Rivera. Estas cacerías eran demandadas por las cofradías de pescadores de la propia ría de Vigo, que argumentaban “que los pescadores se ven casi imposibilitados de largar los aparejos, pues aquellos cetáceos se los destrozan materialmente, al ir a buscar el sabroso pez”. Por esta razón, se demandaba a los poderes públicos “una rápida acción en el sentido indicado; esto es, una campaña de verdadera persecución de los delfines, por medio de ametralladoras, hecha por los cañoneros de la Armada nacional”.
«Responsables» de la crisis pesquera
En los diarios aparecen constantes quejas contra los delfines mulares, a los que se responsabiliza de cada crisis pesquera. Y el tema se hace tan popular que incluso se publican viñetas satíricas, como la que el investigador Valdés Hansen rescata del Faro de Vigo, firmada por Federico Ribas, donde dos niños se burlan de un hombre obeso: “Chámanlle arroas… non hai sardiñas que lle cheguen”.
Así que hoy nos horrorizan las imágenes del fotógrafo Ksado en la revista ‘Vida Gallega’, con unos cazadores disparando sus escopetas en plena ría de Vigo contra los delfines ante la costa de Monteferro. Pero así eran las cacerías de delfines que Galicia vivió con intensidad ya desde la Edad Media…