La ciudad de Vigo está triste y vacía de forasteros, con unas circunstancias que son muy diferentes a las de hace años. En la fotografía puede observarse una multitud que llena la Praza da Constitución en una celebración. La imagen resultaba habitual en Vigo y también en cualquier población, sin embargo, en la actualidad llama poderosamente la atención, sobre todo, sin eso que ahora se llama distancia social, y sin las incómodas mascarillas.
Quién no recuerda, por ejemplo, el encendido de las luces de Navidad con las calles completamente llenas de gente en las que nadie podía moverse porque no había espacio para caminar. Quién iba a decir que esta pesadilla iba a ser una realidad. Pero lo peor de todo es que nadie sabe con certeza cuándo será el final. Sin duda, llegará el fin de la pandemia y las calles y plazas volverán a llenarse con esa vitalidad que nos caracteriza.