En esta fotografía aérea antigua y de autor desconocido puede apreciarse el colegio Apóstol Santiago, de Vigo, más conocido como “Jesuitas”, que tiene una historia dilatada y realmente interesante.
Originalmente, el colegio se fundó en 1872 en el Pazo de Ancéis, en A Coruña, y años más tarde, en 1875, se trasladó a Camposancos (A Garda), donde todavía existe la antigua y majestuosa estructura, prácticamente abandonada, que en los tiempos de la guerra de España su posguerra sirvió de campo de concentración. En 1916 el colegio se instaló en Vigo en el edificio conocido como La Molinera, en la Avenida García Barbón, que existió hasta hace varias décadas y que muchas personas todavía recordarán. En esa misma época se adquirieron los terrenos que actualmente ocupa el colegio, y el arquitecto José Franco Montes (Vigo, 1879 – Vigo, 1939) se encargó del proyecto, que se inauguró en 1928. Años más tarde, en 1932, el gobierno de la República disolvió las compañías religiosas e incautó el colegio, cuyas actividades fueron trasladadas a Portugal. Luego, en el año 1936, el colegio volvió de Portugal y se instaló en el hotel Mondariz Balneario, hasta que en 1940 los bienes incautados fueron restituidos y la compañía de Jesús volvió a sus instalaciones de Bellavista.
Hasta finales de los años sesenta del pasado siglo XX el colegio abarcaba una amplia extensión de terreno, prácticamente la misma que se observa en esta fotografía, con grandes edificios, diversos campos de deportes, un inmenso y frondoso bosque con valiosas especies arbóreas de todo tipo, y con una gran capilla que actualmente se utiliza como iglesia parroquial. En esa época de los años sesenta, diferentes circunstancias motivaron la venta de los terrenos lindantes con la calle Sanjurjo Badía, donde ahora existen edificios.
En la actualidad, con más de ciento cincuenta años de existencia, el colegio Apóstol Santiago, con capacidad para más de mil quinientas personas y gestionado por la compañía de Jesús, aun cuando ya no quedan religiosos en el colegio, sigue desarrollando una labor educativa fundamental para la sociedad gallega e incluso española, y constituye un orgullo, en particular, para la ciudad de Vigo.