El progreso es lo que tiene. Que se lleva muchas cosas por delante y luego sólo quedan los recuerdos. Eso es lo que le pasó, por ejemplo, a La Favorita, a Chavalín, a Calzados Layton y a Calzados Cruces, entre otros de la Rúa do Príncipe; al Louvre y a La Villa de París, en la Porta do Sol; a Vigobazar, a Cividanes y a Gladys, en la Rúa Colón; a librerías como La Rápida, en la Rúa Urzáiz, y Cervantes en la Rúa Policarpo Sanz.
La lista sería interminable y abarca todos los rincones de la ciudad e incluye comercios de todo tipo, bares, restaurantes, pastelerías, papelerías, e incluso el histórico estudio de fotografía Pacheco, en la Rúa do Príncipe, que pudo haber sido un pequeño e importante museo de la ciudad y se dejó deteriorar —-seguro que aún estaríamos a tiempo de recuperarlo—-.
La fotografía que mostramos es un buen ejemplo. Corresponde a una pequeña mercería en la Gran Vía, frente a El Corte Inglés. Cerró sus puertas hace unos años y su imagen aún está viva en la memoria de la ciudadanía viguesa, que sigue llenándose de recuerdos.