Sin embargo, en la pesca no existe una fórmula infalible y, en ocasiones, vuelven de vacío y sin gaviotas alrededor, porque también perciben el vacío que acompaña el fracaso. En nuestro caso, el barco ya está virando a estribor para entrar en la dársena del Berbés, pero todavía quedan algunas horas de trabajo para descargar el pescado y luego ya vendrá el descanso hasta embarcarse de nuevo, seguramente al día siguiente, para reiniciar, una vez más, la rutina de un trabajo insuficientemente remunerado teniendo en cuenta la dureza y los peligros que acechan en la mar. Qué menos, entonces, que rendir un pequeño homenaje a las personas que han hecho —y siguen haciendo— del puerto de Vigo uno de los más importantes del mundo.