Basta levantar la vista del suelo y observar los tejados de los edificios para descubrir numerosas antenas de todo tipo. En el caso concreto de las antenas de telefonía, además del peligro que conllevan las radiaciones que emiten, también provocan una enorme contaminación visual. Su existencia seguramente resulta inevitable porque las comunicaciones son cada vez más necesarias, pero los diseños de antenas debieran contemplar otros modelos menos agresivos con el conjunto urbano y con el entorno natural. La imagen de la fotografía es un buen ejemplo de lo que comentamos, con dos enormes torres sobre un tejado, desvirtuando la vista de un horizonte colorido por la luz del atardecer.