Es difícil encontrar días en el calendario en los que no se haya producido ninguna acción de maltrato, muchas de ellas mortales. Los seres humanos más débiles son los más propensos a estas actitudes reprochables, así, las mujeres, los niños y los mayores, son las víctimas habituales. Y la mujer es, con diferencia, la que lleva la peor parte. Quizá sea la falta de formación del agresor, la falta de madurez, los problemas psicológicos…, sea lo que fuere, el maltrato no está exclusivamente vinculado a una determinada capa social o localización geográfica. Para erradicarlo no basta con el endurecimiento de la legislación, es preciso establecer medidas de prevención y de defensa y, sobre todo, comenzar una labor educadora desde las edades más tempranas. Y la colaboración, también, de personas que ejercen una enorme influencia en el resto de la sociedad, como es el caso, sobre todo, de destacadas figuras del deporte y del espectáculo, a quienes los más jóvenes toman como referentes.