La ciudad de Vigo es una ciudad de contrastes en la que lo urbano y lo rural se dan la mano en muchas de sus esquinas. Ahí tenemos, por ejemplo, lo que puede observarse paseando por la Senda Verde, una estampa muy curiosa.
Esos enormes edificios que tienen entrada por la Rúa Travesía de Vigo, en su parte posterior son lindantes con pequeñas casas, con fincas y con huertas. En algunas de ellas hay gallineros y otros animales domésticos, coexistiendo con modernas casas unifamiliares con vistas a la ría de Vigo.
Sin embargo, el avance urbanístico va cambiando esa imagen para dar paso a nuevas construcciones que van llevándose por delante esa vida rural que, en su día, aunque parezca exagerado, también existía en muchas de las actuales calles viguesas del centro de la ciudad, sin ir más lejos, en lo que ahora es la actual Rúa de Rosalía de Castro, donde hasta hace varias décadas había fincas.