Se trata de un “cruceiro” donado en el año 1971, tal como reza la placa colocada en su base, por Javier Sensat Curbera, personalidad relevante de la industria conservera gallega. Conviene recordar que la aviación llegó a la ciudad de Vigo en 1911, aunque los servicios aeronáuticos comerciales no se establecieron hasta el año 1929. Los servicios se realizaban con hidroaviones en la propia ría, e incluso se llegó a establecer una pista en la playa de Cesantes (Redondela). En el año 1937 los intereses se centraron en el aeropuerto de Santiago de Compostela y Peinador quedó relegado a un segundo plano. El empeño del ayuntamiento de la ciudad de Vigo en aquellos tiempos consiguió que se retomaran las obras, y luego de muchas dificultades, las instalaciones prestaron sus primeros servicios en el año 1954. Sólo existía una pista de unos mil quinientos metros y un pequeño edificio con una torre de control que no superaba las tres alturas, y la actividad de los tráficos estaba limitada a uno o dos días a la semana con vuelos a Madrid, principalmente, motivo por el que la pista era utiizada para el paseo dominical de numerosas familias viguesas. Volar era una auténtica aventura. Más tarde, en los años setenta del pasado siglo XX y luego en los años noventa, Peinador fue sometido a una profunda remodelación. Sin embargo, una y otra vez el “cruceiro” ha ido quedando cada vez más oculto y olvidado, y pocas personas toman conciencia de su existencia a pesar de estar ubicado junto a la torre de control. Este “cruceiro” constituye un detalle artístico gallego que encaja perfectamente en una de las puertas de entrada y salida de Galicia y, en particular, de la ciudad de Vigo, y debiera estar más visible.