Qué gigantescos parecen en comparación con los barcos de transporte de la ría o con esos veleros deportivos que surcan las aguas empujados por el viento. Por contra, qué pequeños se han quedado aquellos trasatlánticos que transportaban a nuestros emigrantes al otro lado del océano. Las cosas han cambiado tanto que incluso se ha quedado pequeño aquel colosal trasatlántico llamado “France” —el mayor trasatlántico de la época—, que llegó a la ría de Vigo a mediados de los años sesenta del pasado siglo XX y que tuvo que fondear en el medio porque el calado y las infraestructuras portuarias no permitían que atracara en los muelles. Ahora ya resulta algo habitual observar esos buques surcando la ría, como el de la fotografía, “Costa Pacífica”. Son ciudades flotantes que sólo están unas horas entre nosotros y que luego se pierden en la lejarnía, pero que dejan riqueza y generan trabajo en nuestra ciudad.