La ciudad de Vigo y las poblaciones de la península de O Morrazo soñaban con algún puente que acortara las distancias. Quienes vivieron aquella época todavía recuerdan que era preciso realizar un recorrido en torno a la ría pasando por Redondela y Cesantes. El viaje tenía una duración que superaba los cuarenta minutos y, en ocasiones, llegaba a ser de una hora. Ese alejamiento resultaba una enorme dificultad para el desarrollo de las poblaciones costeras de O Morrazo, tanto para la industria y para el comercio de todo tipo, como también para los propios habitantes, que no podían acceder fácilmente a los servicios que ofrecía la gran ciudad. La opción más rápida era el transporte en barco, pero con el inconveniente de que no estaban adaptados para llevar coches.
El lugar elegido para su construcción fue el más estrecho de la ría, una zona histórica que tuvo un protagonismo relevante en la Batalla de Rande, más conocida fuera de España y, sobre todo en Inglaterra, como la Batalla de Vigo. A ambos lados del estrecho de Rande existían unas rudimentarias construcciones dotadas de cañones para proteger la entrada en la bahía de San Simón. Todavía existen los restos de alguna de esas construcciones, pero pasan inadvertidas. Fueron muy importantes, porque antes de la famosa contienda llegó a colocarse una enorme cadena que unía ambos lados del estrecho y que servía de cierre.
En el momento de su inauguración, el puente de Rande llegó a ser el mayor puente atirantado de Europa. Una obra necesaria para dar servicio a miles de personas del entorno de la ría. Además, el puente también da servicio a toda la circulación a través de la autopista que vertebra el norte con el sur de Galicia y Portugal.
Al cabo de tantos años, y en vista de las necesidades motivadas por el aumento del tráfico rodado, hubiera sido más lógica la construcción de un nuevo puente en otra zona de la ría. Si embargo, por diversos motivos y, sobre todo, por intereses económicos concretos, se decidió aumentar la capacidad del puente existente. De cualquier modo, al cabo de tantos años de uso, el puente ya estará más que amortizado y debiera revertir a titularidad pública, y en algún momento, aunque sea al cabo de los años, alguien deberá explicar por qué no se ha recuperado.