Fue el primer gran éxito internacional de Citroën en Vigo. Porque, hace cuatro décadas, en 1984, salía de la factoría de Balaídos la primera furgoneta C-15 de las 1.181.407 unidades que se fabricaron en 21 años hasta su retirada en 2005.
Lanzada con el lema “Se lo carga todo”, la realidad es que aquella furgoneta que parecía pequeña resultó ser muy grande. También fue muy fiable y se convirtió en un icono con fama de versátil e indestructible. Todo ello dio un impulso decisivo a la automoción en Vigo, porque con el lanzamiento de la C-15 llegó también la primera línea de soldadura totalmente robotizada y polivalente.
Desembarco de Peugeot
Aquellas máquinas de entonces, lejos de sustituir a los humanos, trajeron más empleo y Citroën dio uno de sus mayores saltos en plantilla. Varios factores contribuyeron al despegue. El primero fue el desembarco de Peugeot, que desde 1977 fabricaba en Vigo unidades del 504. En la década de los 80 se incorporaría el 505 y, en la de los 90, la Peugeot Partner.
Pero la clave fue, sobre todo, la pequeña furgoneta C-15, que se convirtió en el modelo más vendido de la historia de Citroën en Vigo. Sólo fue superado dos décadas más tarde por el Xsara Picasso, con 1.204.358 vehículos, apenas veinte mil unidades más que la C-15.
Citroën C-15, éxito internacional
El éxito fue internacional. De la producción total de la Citroën C15, el 38% se destinó al mercado nacional frente a un 62% destinado al mercado internacional. Sus principales destinos fueron Francia, Polonia y Gran Bretaña, junto a Bélgica, Luxemburgo y Chile. Vigo tenía casi la exclusiva mundial de este modelo, sólo compartida con la factoría portuguesa de Mangualde y una fábrica en Marruecos.
Cinco años después de su aparición, en 1989, la producción de este vehículo alcanzó las cotas más altas, con 111.502 unidades fabricadas. Gracias a este fenómeno, hizo su aparición por vez primera el turno de noche en el taller de Ferraje, para soldadura de carrocerías.
Eficacia en el grupo con la C-15
Con la C-15, Vigo ganó fama de eficacia dentro del grupo automovilístico. Como centro piloto, progresó la factoría, pero también todo el tejido industrial de las empresas proveedoras del entorno, que en los años 90 conformarían un clúster que terminaría abasteciendo a todas las marcas en todo el mundo. Balaídos volvió a ser luego centro piloto, con los Citroën Berlingo y Peugeot Partner.
La C-15 marcó el futuro de una fábrica que acababa de cumplir, un año antes, sus primeros 25 años. Todo había comenzado en 1958, en unos modestos talleres en el puerto de Vigo. El Instituto Nacional de Industria, presidido por el gallego Juan Antonio de Suanzes, aceptó la constitución de Citroën Hispania, una empresa foránea en una economía cerrada, con dos condiciones: que empleara componentes fabricados en España y que exportara la mayor parte de su producción.
Apuesta por Vigo
Tras barajar País Vasco y Navarra, la multinacional apostó por Vigo por tres razones: Abundancia de mano de obra cualificada en el sector del metal; amplio suministro de electricidad; y la existencia de la Zona Franca, que le permitía ahorrar aranceles. El primer año apenas salieron de los talleres de Areal 400 furgonetas AZU, derivadas del famoso “Dos Caballos” (2CV), con destino a Casablanca, en Marruecos.
En el verano siguiente, el de 1959, la factoría se traslada al polígono de Balaídos y la producción crecía hasta las 1.700 unidades. En el tercer año, 1960, fabricaron más de 4.000 vehículos, con quinientos empleados. Y, en una evolución imparable, en 1963 ya salían de Vigo 19.000 unidades montadas.
Dos Caballos, vehículo estrella
Hasta 1966, el Dos Caballos fue el vehículo estrella. Era el pequeño utilitario al que el presidente de Citroën, Pierre Boulanger, llamaba “cuatro ruedas bajo un paraguas”. Así que los gallegos, expertos en paraguas, tenían que triunfar fabricándolos. Más tarde llegaron nuevos modelos. En 1968, Vigo comienza a fabricar el Dyane-6 y el Mehari, el simpático todoterreno de plástico naranja. Y, entrados los 70, llega el GS, ya dirigido a la nueva clase media.
Jajajajaja em desorine pic.twitter.com/sRM5RbDKNr— Totapedrafamarge (@pedrafamarge) August 9, 2023
Pero el primer gran hito internacional de la que hoy es la factoría de Stellantis en Vigo fue la C-15, que supuso un gran salto adelante. La que “se lo carga todo” todavía sigue rodando casi como una pieza de museo por algunos rincones del país, para alimentar su fama de vehículo duro, versátil e indestructible. También será para siempre todo un emblema de la ciudad, casi tan vigués como el Cristo de la Victoria. Aquella furgoneta nació en Balaídos en 1984, hace ahora cuarenta años.