Galicia está avanzando en su oferta vinícola y atrás han quedado los tiempos en los que únicamente se bebía el vino como una acompañante más de la comida, o como un trago en compañía, quizá apoyados en un barril de una bodega o en la barra de un bar de chiquiteros. Hoy, en cambio, nuestros vinos gallegos viajan a otros países y continentes y el aprecio que despiertan en los diferentes mercados está aumentando día a día. Es hora de que nos sintamos orgullosos y que aprovechemos para disfrutarlos, ahora que aún podemos asumir su coste como simples consumidores.