Pero quizá sea tan solo una recuperación aparente, porque la situación económica y laboral de antaño difícilmente volverá a ser igual. Existe una cierta recuperación de la contratación laboral, pero en condiciones totalmente precarias, desviando el necesario equilibrio para mantener la llamada caja de las pensiones. En realidad, ya existen muchos más pensionistas que cotizantes, y las aportaciones son cada vez más pequeñas como consecuencia de la precariedad de los salarios.
Un año más, la Navidad se acerca con sus luces, sus colores y sus ilusiones, y el consumo aumenta porque estas fiestas siempre van acompañadas de una borrachera consumista. En cierto modo, ese dispendio resulta muy necesario para reactivar el comercio y las contrataciones. Sin embargo, habría que estudiar si ese consumo está basado en una economía doméstica real o crediticia, apoyada en esas burbujas que se desinflan periódicamente a conveniencia de los intereses de quienes marcan el compás de los mercados nacionales e internacionales. Quizá sea mejor no preocuparse demasiado de lo que parece inevitable y vivir la vida con el lema “Carpe diem”, porque la Navidad, de nuevo, ya está aquí.