La lluvia en estos días de otoño propicia la aparición de todo tipo de setas. Las personas aficionadas a la micología aprovechan para recorrer los montes de la periferia de la ciudad de Vigo en busca de las especies comestibles, lo cual necesita una formación previa para distinguirlas de otras que son venenosas o inadecuadas para el consumo humano.
La recogida de setas constituye una afición agradable y cada vez cuenta con más adeptos tanto en la fase de búsqueda y recogida como en el posterior disfrute culinario. Curiosamente, en la base de algunos árboles urbanos también aparecen hongos que pasan inadvertidos en el conjunto del paisaje cotidiano, como los que muestra la fotografía y que, generalmente, son esos que en los pueblos y aldeas conocen como “pan do demo” cuando no son comestibles.