Vigo festeja este 16 de agosto su gran romería urbana: San Roque, tal vez el último vestigio del sustrato rural de esta urbe. Un año más, habrá que recordar que el santo de Montpellier no es el patrón de la ciudad. Y no sólo porque tal honor está reservado a la Virgen María, sino porque Vigo no tiene ningún santo patrón ni patrona. Como mucho, lo tendrán los católicos practicantes, que están en su derecho de creer en lo que consideren, pero afortunadamente la Constitución 1978 consagra que vivimos en un estado aconfesional. Así que Vigo tiene bandera y tiene escudo, pero no tiene ni patrón ni patrona. No se le puede dar oficialidad a algo que no la tiene.
Hecha la precisión, nadie duda de que estamos ante la gran cita popular de la ciudad, junto a la procesión del Cristo y la fiesta de la Reconquista. En San Roque se festeja el pasado rural de Vigo, en la mayor ciudad de Galicia que, sin embargo, todavía tiene más tractores matriculados que autobuses.
San Roque es la romería de verano, que se suma a las de invierno en San Brais y As Candelas. La ancestral romería se celebraba tradicionalmente los días 15, 16 y 17 de agosto. La primera fecha se llamaba Vísperas, la segunda San Roque y la tercera O Can.
El día 15 comenzaba con un gran repique de campanas en la parroquia al caer la tarde. En ese momento salía la procesión de la Virgen del Rosario, que era recibida en la capilla por la imagen de San Roque. Ambas se reunían luego bajo un templete y se exponían durante los tres días en que duraba la romería.
Misa y procesión
El día de San Roque se celebraba una misa, a cuyo término se iniciaba la procesión, que recorría las calles de San Roque, Couto Piñeiro, Rola y Santa Rita. Al concluir la marcha, se lanzaban cohetes. Describe la estampa de la jornada Amador Montenegro: “El número de casetas instaladas con atracciones de todas clases, y con gran número, en que constantemente se servían refrescos y comidas, animaba y atraían gentes en cantidad hasta altas horas de la madrugada, puesto que con el abono del canon fijado, pagaban con creces los gastos de la fiesta”.
El 17 de agosto, popularmente se conocía como O Can y, en el imaginario colectivo, rendía homenaje al perro de San Roque, quien según su hagiografía libró al santo de la peste, lamiendo sus heridas. En esta jornada, una nueva procesión devolvía a la Virgen del Rosario con la misma ceremonia y lanzamiento de bombas de palenque.
La tradición de O Can tal vez haya pasado al olvido para buena parte de los vigueses, pero era una expresión común hasta mediados del siglo pasado. Y es que la romería de San Roque se celebra desde tiempos ancestrales. El propio pazo de San Roque es uno de los más antiguos de Vigo. Fue construido a finales del siglo XVII y durante años vivió en él la familia Méndez de Sotomayor. En 1925, fue adquirido por la Caja de Ahorros Municipal de Vigo.
Taboada y Leal
La romería ya aparece citada en el clásico del médico Nicolás Taboada y Leal, quien en 1840, en su “Descripción topográfico-histórica de la ciudad de Vigo, su ría y alrededores” decía que la romería de San Roque era una de “las más famosas y de más nombrandía”. En sus crónicas el historiador alude a la “abundancia de frutas, sandías, melones, ostras, tamboriles, gaitas, danzas y la algarada y el bullicio”», porque no todo se cierne al fervor religioso sino que la fiesta se disputa entre la romería, la música y la gastronomía.
“A la distancia de un corto paseo de esta ciudad se halla una extensa y bien poblada dehesa de robustos robles, en cuyo sitio se solemniza su festividad”, añade Taboada, que considera grato “observar los regocijos públicos, los varios corros con danzas del país, y por la noche asisten a los fuegos artificiales»” Se conservan grabados con estas tradiciones, como una estampa en la que se ve el baile de la hogaza, que era un clásico en San Roque hasta el siglo XIX.
Fotografía inédita
Encabezamos este reportaje con una fotografía de la colección Llanos, prácticamente inédita, datada en 1925, y que hemos rescatado de los fondos de este fotógrafo adquiridos por la Xunta de Galicia y que se custodian en Ribadavia. En la imagen, los niños descalzos y el paisanaje de hace un siglo nos hacen viajar en el tiempo. Pero todavía hoy, dando un paseo por la antigua finca podremos encontrar el rastro de la vieja romería. Porque San Roque no será el patrón de la ciudad, pero sí ha sabido conservar la esencia de un Vigo de otra época.
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