Esto es algo que ocurre en cualquier población de cualquier país, sobre todo occidental, donde el trabajo se realiza para poder vivir y no se vive exclusivamente para trabajar. Pero en algunos casos la juerga se lleva al extremo. Así, la fotografía muestra el balcón de un apartamento decorado con la informalidad y la alegría de quienes viven para divertirse intensamente, con el carpe diem propio de una juventud que tarde o temprano se escapa como un valioso tesoro fugaz, efímero. Más tarde, después de tanta juerga, ya vendrá el otoño sombrío y cargado de melancolía, aunque las parrandas de hoy siempre seguirán existiendo en el recuerdo.