Las obras comenzaron y aquella rampa desapareció, como puede comprobarse en esta fotografía. El proyecto también contemplaba la desaparición del histórico malecón que cerraba la dársena. Por suerte para la ciudad de Vigo, donde el mar está cada vez más alejado gracias al empeño de quienes buscan perpetuarse demostrando no tener la más mínima sensibilidad con la historia de la ciudad —sin duda porque no han nacido en ella—, el proyecto quedó abandonado. Lo curioso es que la reposición de la mencionada rampa, que es indispensable para la bajada y subida de las pequeñas embarcaciones, ha consistido en un montaje de apariencia provisional por el que va pasando el tiempo sin que nadie se responsabilice de aquel despropósito.