Pero la estampa, por desgracia, es habitual, y no con coches de juguete, sino con vehículos de todo tipo, sin respeto alguno ni por las señales ni por los usuarios del garaje y los transeúntes que van por las aceras. Ni que decir tiene la dificultad para pasar con una silla de ruedas, sea de niños o de discapacitados, cuando un coche o una moto bloquean el paso. Esta situación, que resulta tan habitual, merece un poco más de atención de la policía municipal y el tomarse más en serio la necesidad de una educación vial en las escuelas.