En 1969 comenzó a funcionar la fábrica de loza de Álvarez en la carretera de Camposancos (PO-552), en Coruxo, en Vigo, y cesó su actividad en el año 2001. Estas instalaciones pasaron por varias fases. Llegaron a ser consideradas como suelo urbanizable según el Plan Xeral de 2008, pero aquel plan fue anulado por el Tribunal Supremo. Luego fueron el objetivo de ambiciosos proyectos, aunque todo quedó en nada y se fueron desmoronando, en parte por el paso del tiempo y el inexplicable abandono, y en parte por el saqueo y el vandalismo. El conjunto constituye un auténtico desastre que está a la vista desde la carretera, un nido de alimañas de todo tipo, además de un peligro latente para quienes quieran aventurarse a entrar. Se debería buscar una solución final y adecuada para estas instalaciones antes de que ocurra una desgracia y todo sean lamentaciones. Se debería cambiar de una vez esa imagen penosa y peligrosa para beneficio de un vecindario que padece las consecuencias.