Son los “Papeles de la Presa”, los documentos que la Royal Navy incautó a los más de 35.000 barcos que apresó durante los siglos XVIII y XIX. Ahora, el proyecto “The Prize Papers”, combinado entre los Archivos Nacionales Británicos y la Universidad de Oldenburg, en Alemania, saca a la luz, identifica y digitaliza este ingente material, en el que aparecen también papeles de barcos gallegos que cayeron en las guerras contra los ingleses durante dos siglos. Entre ellos, están las patentes de corso expedidas a varios barcos con base en Vigo durante el siglo XVIII.
Tal es el caso de la galera “Nuestra Señora de la Esclavitud”, que es capturada por los británicos el 13 de octubre de 1742 “con 41 hombres de tripulación” y armada tanto con cañones convencionales como pedreros y con base en el puerto vigués.
Patentes de corso
Entre los documentos que ahora hace públicos el proyecto “Prize Papers” está la propia “patente de corso” que el rey concedió a su armador y capitán Benito Antonio Costas “para armar en corso contra los ingleses” de modo que “por el tiempo que duren las hostilidades de una y otra parte pueda salir a corsear con la citada embarcación”, con la que está autorizada a recorrer las costas de Europa y de África “sin pasar ni tocar las de América”, y “perseguir, atacar, tomar y apresar los navíos y efectos propios del Rey y de los Súbditos de la Gran Bretaña”.
Estudiando la colección publicada por el Almirantazgo británico hasta la fecha con el proyecto “The Prize Papers”, hemos encontrado una docena de documentos relacionados con buques con base en Vigo. Hay otra patente de corso original, la del buque “Nuestra Señora del Carmen”, armado por Santiago Martín de Benito, a quien el rey concede autorización para atacar a los buques ingleses desde el 15 de agosto de 1741. Los términos del permiso para piratear en nombre de la corona son idénticos al del otro buque corsario vigués.
Reparto del botín entre corsarios
Encontramos también acuerdos particulares entre armadores y capitanes, para repartirse el botín entre ellos y las tripulaciones. Tiene especial interés un documento en el que, desde la autoridad naval en Ferrol, se estipula al capitán de la galera “Nuestra Señora de la Esclavitud” cómo se entregará el botín a las autoridades, “incluyendo los documentos” que hubiese a bordo. También se insta a los puertos españoles a que respeten y den cobijo a estos barcos corsarios que tanto servicio hacen al país.
En el proyecto “The Prize Papers” también participa la Academia de Ciencias y Humanidades de Göttingen, en Alemania. Los investigadores llevan años abriendo pliegos y desentrañando estos antiguos papeles, que incluyen también cartas manuscritas a sus familiares de los marineros y oficiales a bordo de los buques apresados y que, obviamente, nunca llegaron a su destino. En el caso de Galicia, hay varios documentos con la relación de botines conseguidos en las campañas corsarias. Todos estos pliegos se conservaban para que el Tribunal del Almirantazgo británico determinase si el apresamiento se había ajustado a derecho.
Negocio en Vigo
A lo largo del siglo XVIII, el corsarismo fue todo un negocio en Vigo. Industriales locales armaban buques para salir a capturar mercantes enemigos más allá de las Cíes. Algunos de aquellos barcos tuvieron sobrenombres fabulosos: El Audaz, El Atrevido, El Veloz…Y, además de episodios de guerra naval muy notables, dejaron en la entonces villa viguesa enormes beneficios, ya que sólo una mínima parte de su botín debía entregarse a la Corona. Como relataba el cronista Álvarez Blázquez, “las más abigarradas y valiosas mercancías llegaron al fondeadero del Areal entre 1740 y 1808: telas de Damasco, bacalao de Terranova, especias de la India, velas de Bujía, vinos de Oporto, café de Moka, curtidos, tonelería, fardería, herrajes, carbón…”.
Operaban en Vigo buques en corso armados aquí, pero también desembarcaban sus presas los de otros puertos de Galicia. Así sucede en marzo de 1741, cuando entra en la ría el ‘Sacra Familia’, armado en Marín y mandado por el capitán Jerónimo Biquet. Acaba de tomar el barco inglés Hellene de 16 cañones, tras un bravo abordaje y una encarnizada lucha cuerpo a cuerpo sobre la cubierta. La presa es una nave de 120 toneladas que maravilla a los vigueses. Sólo entre 1741 y 1748 entrarán en Vigo 61 buques apresados por los corsarios, mientras que otros 31 eligen Baiona para descargar su botín en el mismo período.
Leyendas corsarias
Algunos corsarios vigueses se convirtieron en legendarios. Así ocurrió con el buque San Carlos, conocido como El Atrevido, que sólo en el año 1779 hizo seis presas, trayendo a Vigo cargamentos de trigo, vino, sal, frutas y carbón. Sus armadores eran un consorcio de prohombres vigueses, encabezados por el industrial Buenaventura Marcó del Pont. Como vemos, en esta época la Confederación de Empresarios se dedicaba directamente a la piratería.
En 1781, el Gallardo y el San Antonio hicieron nueve presas durante el verano sin sufrir una sola baja. Entre el cargamento que llegó a puerto había naranjas de Berbería y bacalao de Terranova, que enseguida fueron vendidos por los comerciantes locales, dejando pingües beneficios a la economía local.
El corsarismo repuntó en Vigo en la última década del siglo XVIII y también a comienzos del siglo XIX. Con esta actividad se forjaron algunas fortunas en la ciudad de Vigo, que más tarde ayudarían a desarrollar la industria local, en especial la de la salazón de pescado. Algunos de aquellos buques fueron sin embargo apresados por los ingleses. Y sus documentos se estudian y digitalizan ahora en el proyecto “The Prize Papers”, de la universidad alemana de Oldenburg y los Archivos Nacionales Británicos, devolviendo al presente el recuerdo del antiguo pasado corsario gallego.