Suponemos que Jorge es el dueño del cojín, aunque no del banco, por supuesto. Lo cierto es que la colocación de bancos en las calles y plazas de la ciudad de Vigo ha sido un acierto muy valorado por la ciudadanía, y nadie tiene queja de sus dimensiones ni de su diseño. Sin embargo, el tal Jorge no debe estar muy conforme con la dureza del asiento porque prefiere utilizar este enorme cojín que se aprecia en la fotografía y que luego recoge y se lo lleva de nuevo para su casa. Otras personas utilizan un periódico o una revista, pero Jorge prefiere llevar su propio cojín. Y a juzgar por el tamaño, que abarca todo lo largo del banco, Jorge debe recibir muchas visitas con las que comparte su estancia en ese banco del histórico mirador del Paseo de Alfonso XII, uno de los rincones más plácidos de la ciudad de Vigo